CAMINANDO POR LARCO

Hoy tengo el orgullo de tenerte
despertando juntos cada día
desde que viniste de Miami
pudimos evitar a la melancolía
salimos a jugar, mi amor...

Miami
(El palacio de las flores – 2006)
Andrés Calamaro

Caminaba con N. por Larco. A N. le gusta mucho mirar los escaparates y a mí me gusta mucho caminar rápido así que saquen sus conclusiones. N. se detuvo en la librería Ibero y me señaló con el dedo un libro de Cortázar, ya lo tengo, le dije, pero ella no me escuchó y entró en la librería soltándome la mano. Estuve en la puerta de la librería mirando pasar a la gente. Pronto oscurecería. Vi que muchas personas usaban el color rojo en sus vestimentas, quizás el color rojo sea el de esta temporada, pensé, e inmediatamente recordé la chompa roja que se ponía N. hace tres años, cuando éramos enamorados.

Pasaron cinco minutos y ella no salía de la librería. Saqué un cigarrillo del canguro y fumé en silencio. Seguían pasando las personas con algo rojo en sus vestimentas, un polo, un vestido, unos anteojos, un short, una falda, etc. Y la chompa roja de N. por ninguna parte.

Ella salió con una bolsa de papel y el libro de Cortázar dentro. Entonces yo le pregunté que por qué en vez de comprarlo no me lo pedía prestado. Entonces ella cerró los ojos y volviendo a tomarme la mano me dijo que ese libro de Cortázar estaba en inglés y que además no era para ella sino para su esposo. Mierda!!!. Iba a decir algo o a soltarle la mano, pero ella, que me conoce muy bien, me dijo que quería que su aún esposo supiera qué clase de libros leía yo, y de paso entendiera por qué ahora estaba conmigo y no con él. Por cosas así estoy contigo, me dijo, y yo volví a la vida.

Por cosas como ésas yo te quiero N. aunque nunca te lo diga.

Después fuimos por unos helados, como los de antes, como los de fiestas patrias, como los de a medianoche.

A N. le gusta mucho mirar por los escaparates de las tiendas, eso ya lo dije, pero más le gusta caminar tomada de mi mano y lentamente, como quién dispone de todo el tiempo del mundo para ser feliz, para volver a ser feliz.

Ayer cuando volvíamos puso un Cd de Sabina y se la pasó cantando con los brazos fuera de la ventana del auto. Luego me miró y cambió el Cd de Sabina por uno de Calamaro, ahora saca los brazos por la ventana, te lo mereces, me dijo, mientras se acercaba para darme un beso.

Volvimos a casa y ella abrió las ventanas (le encanta abrir las ventanas) sirvió dos vasos de jugo de naranja y me invitó a soñar. Entonces yo cerré los ojos y le seguí los pasos. Se había ido el pasado, sus besos eran parte del presente y quizás del futuro.

Cuando desperté eran las dos de la madrugada y N. dormía sobre mi pecho.

Por eso te quiero N. porque eres la misma a pesar de ser tan diferente…



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