sábado, 3 de noviembre de 2007

OJOS ABIERTOS



No cometas el crimen varón si no vas a cumplir la condena…
(Paloma)
Honestidad Brutal - 1999
Andrés Calamaro



Salí del bar a las tres de la madrugada. Caminé por calles vacías y mal iluminadas, con las manos en los bolsillos y el cigarrillo en la boca. Pensé en ella, pensé en la otra, pensé en la anterior. Llegue a casa de la mujer que nunca sería de mi vida. Me abrió la puerta y pasamos a la sala. Me sirvió un tequila que no duró ni tres segundos. Se sentó sobre mis rodillas y nos besamos. Sus labios eran demasiado ricos para mi boca áspera. Aún así yo tenía el control, yo decidía cuando caía atrapado en su cuerpo, cuando me iba, cuando decía que no. Ella decidía cuando yo ya había tomado la decisión final. No hicimos el amor esa noche. Salí de casa una hora después del primer beso con la ropa sucia y el cabello desarreglado. Ella no salió a la puerta a despedirse. Llegué a casa y me tiré en el sillón. La cabeza me daba vueltas y yo no sabía si ésa era mi casa o sólo un lugar de paso. Cuando amaneció comprobé que sí era mi casa, que seguía ebrio y que debía salir a trabajar. No recordé que había matado a la mujer que nunca sería de mi vida. Llegué tarde al trabajo. A mediodía mi resaca había desaparecido. Salí a almorzar con Shanon y Andrés. Se miraban como las personas que tienen sexo a escondidas. No me importó hacer el papel de ridículo entre ellos y sonreí a todo. Cuando pedí una botella de vino ambos se miraron y se fueron al baño. Regresaron con la ropa desarreglada y sudados. Cuando ellos regresaron yo ya me había terminado el vino. Miraba mi copa y recordaba sus labios demasiado suaves, como la de las niñas que besaba a los 13. Ahí fue cuando lo recordé, la había matado. Por un momento dudé, pensé que era una mala pasada de mi borrachera. Por eso la llamé y nadie contestó. Eso me dio más miedo. Quise pasar por su casa y tocar el timbre como quien no sabe nada del asunto y sólo llegué a la esquina y di media vuelta y volví al trabajo. Franz me invitó a una reunión en su casa y yo lo rechacé inventándome un compromiso familiar. Andrés me pidió prestados 50 dólares y yo le di 30. Antes de salir de la oficina la volví a llamar y su silencio me hizo sudar. Volví a casa, me fui a la ducha e intenté recordar como había ocurrido todo. No recordaba nada, sabía que la había matado, sus ojos demasiado abiertos y luego demasiado inexpresivos me lo recordaban a cada segundo, pero ninguna imagen nueva volvía a mi mente. Salí de la ducha, me vestí con ropa deportiva y salí a caminar. Quería volver a su departamento pero probablemente ya estaría la policía y sus preguntas estúpidas, los periodistas y sus libretas, los fotógrafos y sus cámaras fotográficas. Entonces yo estaría de más. Por eso no fui a verla, por eso me fui al bar del día anterior y volví a casa igual de borracho. Me tiré en el sillón y prendí el televisor. Repetían el noticiero de la víspera. Ahí estaba ella, debajo de esa bolsa negra. No la vi pero pude adivinar sus ojos abiertos y su boca áspera por primera vez. No la vi pero sentí su mirada y eso me dio ganas de volver a matarla. A la mañana siguiente fui a la policía y confesé todo como quien relata un cuento. El comisario y su adjunto me miraron y a la mañana siguiente desperté con el cuerpo destrozado y sin recordar nada. Por la tarde llegaron los periodistas y me llenaron de flashes y de preguntas del tipo ¿por qué lo hizo? Mi abogado, un tipo raro y de acento alemán, pudo hacer algo mejor para que no me dieran los 15 años con los que me sentenciaron una tarde de junio. Hace 20 años de esto. Hace 20 años que no he vuelto a matar mujeres por el simple hecho de que nunca serán de mi vida. Hace 20 años ya y aún no puedo recordar como ocurrió todo. Sólo la imagen de sus ojos demasiado abiertos me la trae de vuelta cada vez que vuelvo a hacerlo sólo para intentar responderme esa pregunta del “por qué”. Y aún no hay respuesta. Por más mujeres que mate y por más que abran los ojos tanto como ella y después caigan al suelo no la encuentro. Por más que me esconda entre sus sábanas primero, por más que yo jure que nunca serán de mi vida, por más que tal vez quise tenerla para siempre matándola, por más que con el tiempo se haya convertido en la mujer de mi vida. Por más que todo eso, aún no sé por qué la maté. Cuando termino vuelvo a casa y cierro los ojos, sólo los míos porque los de ella siempre están abiertos.





22 comentarios:

::: Isis ::: dijo...

Huy!

Me quede pegada leyendo... que puede pasar por la cabeza de alguien para hacer eso? ni el protagonista lo sabia... que angustia.


Siempre es bueno leerte Jorge, me gusta como escribes.

Cariños!

Mafa dijo...

Los crímenes pasionales no son de mi agrado, pero este si me dejo pegada a la pantalla. Buenísimo!!!!!! Saludosssss

P.d: Otro, otro, otro!!!

Anónimo dijo...

hola. mi nombre es Alejandra y te leo desde hace 3 meses. siempre me ientifico con los cuentos que escribes y disfruto mucho de tus relatos, escribes muy bonito. e gustaría tener tu correo para conversar. un beso

Ana dijo...

Creo que es el caso de muchos, cuando matan a alguien, algunos, no digo que todos, ni siquiera saben por qué verdad??

pucha...mismo Chinasky, pero sin sangre..que mello :o)

saludos y he leído que alguien quiere tu mail..jiji miauuuu,,, :o)

MAR dijo...

Cuesta entender que nadie es de nadie…y que venimos y nos vamos de éste mundo con las manos vacías.
En el amor nadie pierde ni gana ….pero "dicen" que es lo que nos mantiene vivos.
Te quiero por siempre amigo.
mar

MAR dijo...

(Me encanta como escribes...siempre te lo digo)

Unknown dijo...

Caray! me atrapó, en serio lo hizo.
Muy bueno ;)

Un bso

varguitass dijo...

.

ay q lindos coments

jojojo



:)


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Ana dijo...

amiguito pase a saludarlo, :o)

El perro andaluz dijo...

Hay recuerdos que ya deberías matar y cerrarles los ojos para siempre.
PD: Te llamé varias veces y estaba apagado.

Anónimo dijo...

las personas matan y los amores se mueren solos, supongo que algo parecido quisiste decir con cierto éxito. aparte de todo eso tienes una capacidad de atrapar, a una la dejas pegada a la pantalla hasta que se acaba la última línea enterita.
eso no se ve asi nomás
besito

Anónimo dijo...




He tenido noches asi..
pero aun no estoy segura si termine matando a alguien

jijii

Muy de la ptm el post!


Lerosaic dijo...

buenaza tu historia,una vez tuve esa pesadillas en q mato a quien quiero y no recuerdo :S q miedazo! bueno como siempre me gusta lo q escribes besos!

Hiskka dijo...

Que manera de agrrarme con tu relato, sórdido y casi marginal, pero atrayente...y el libro cuando???
saludos

Rolando Escaró dijo...

la cadena mas pesada es la de los remordimientos

y esos ojos abiertos lo atormentarán hasta que se muera, no hay duda

buena historia

Anónimo dijo...

Qué escalofriante relato, es dificil entender los motivos por los cuales alguien puede actuar con crueldad ... cada persona es un mundo y algunos dan más miedo que otros, jejeje.

Un abrazo y saludos!

varguitass dijo...

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Tatiana:

yo también he tenido de esos sueños, en el que matas a alguien muy querido (y que luego no recuerdas)

no sé. supongo que algode deseo reprimido debe haber, claro que uno no quiere ni remotamente matar pero algo de eso hay

algo como querer matarlo de nuestro vida

eeeeen fin


besos


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diego dijo...

la verdad no me gustó la historia, me parece que hay algunas partes que están demás. el tequila normalmente se toma de una sola, 3 segundos? una botella de vino en lo que dura un quickie? los ojos abiertos dentro de la bolsa negra? porque se cierran secos, no? y bueno el tema me pareció un poco trillado.
pero bueno, tienes tus fans. claro que coelho también

SIENA TOSTADA dijo...

y sueña la canción de loquillo...LA MATARÉ...sólo se asfixia tu yo interior...todas las perosnas que pretenden sacar nuestros demonios deberían morir...sino , nosotros somos los que lo hacemos.
plop!
saludos

varguitass dijo...

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diego:

jajajajaja, buen coment, super sincero y por eso buen coment

saludossss


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varguitass dijo...

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Pd:
claro que el tequila se toma de un tir+on, y no dura ni un segundo, lo que quise dar a entender (y que, lo admito, no logré) era que el tequila duraba 3 segundos desde que se lo sirvieron hasta que se lo tomó (a mí me gusta mirar el contenido y pensar un rato antes de tomármelo)

eeeeeen fin


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JRodriguezD dijo...

Primera vez q te leo, bravazo el post. Me gusta sobretodo la frase final, la de los ojos abiertos.