MI MEDIA MITAD

Entonces decidí salir a caminar. Caminé mucho, ésta vez sin un cigarrillo en las manos por una promesa que espero cumplir, así que la botella de Coca Cola helada era mi manera de sentirme mejor persona. Pero mientras caminaba, y veía a las personas caminar conmigo y en contra mía, me provocó un cigarrillo, así que tomé la botella de un sorbo y la tiré muy lejos de mí.

Pero no hubo cigarrillo. Hubo algo de tristeza y mucha paz, eso sí, además el Olivar estaba tan oscuro y tan frío que me sentí parte de él y decidí quedarme varias horas y terminar muy cerca de la pileta para que pareciera que llueve en esta ciudad desértica.

Recordé la vez que se me olvidó un libro de Cortázar en una de esas bancas. Fue el día que descubrí el amor (o mejor dicho, el día que supe quién era el amor de mi vida) y la cosa fue más o menos así:




Yo salía con N. (de esto hace 4 años ya) y la quería porque era muy linda y porque me hacía sentir bien. Un día llamó para vernos y yo le dije “vente al Olivar, estoy en la banca de la última vez que nos vimos, estoy leyendo Continuidad de los parques y espero que tú no veas a ese hombre que lee una novela” Ella me comprendió divertidísima (porque además ella era así, un amor) y yo sólo tuve que esperarla mientras seguía con el cuento de Julio.

Entonces estaba yo por sacar un cigarrillo del bolsillo de la camisa y puse el libro de Cortázar a un costado (el libro era Final del juego) cuando N. apareció vestida toda de blanco. Tendrían que verla porque con palabras no se explica. Tendría que haber tenido una cámara ese día pero no la tuve. Tendría que haberle dicho todo eso que después se lo dije por teléfono y lejísimos de mí, además… Pero bueno, no tenía cámara y ella me tuvo a mí para siempre desde ese día.

Claro, yo corrí a su lado y la cajetilla de cigarrillos cayó al piso pero no importó. “Estás preciosa” le dije, y ella sonrió así como sólo ella sonreía y me dijo “me encanta tu camisa” (mi camisa que le regalé semanas después, el día que se me fue por primera vez en la vida)

Y nos fuimos a comer helados al lugar de siempre, a la heladería que no he podido volver a pisar por culpa de ella y, principalmente, por culpa mía.

Cuando caminábamos de la mano y convencidos de todo en esta vida, ella volteó y me miró sorprendidísima y me preguntó algo de lo que ella ya presentía la respuesta “¿Y tu libro de Cortázar?”

Yo putamadreé a más no poder, pero N. tuvo fe y me llevó de regreso al Olivar a ver si el libro seguía en esa banca muy cerca de la pileta. De más está decir que no tuvimos éxito. Pero N., tan linda ella, dijo que quizás estaba en otra banca, y después en la otra, y en la otra, y así hasta que recorrimos todas las bancas y ella le preguntó a todas las señoras que pasaban y yo me sentía pésimo y comenzaba a sentir otras cosas por N. y ella más preocupada que yo, y yo queriendo quedarme con ella para siempre, y ella que ya vamos a encontrarlo y si no yo te lo regalo, y yo está bien, pero mejor te quedas conmigo.

Y se quedó conmigo toda esa noche. Y yo la quise. Y ella me quiso. Y la vida era tan bella. Y el tiempo era tan corto, las horas pasaban rapidísimas.

A la mañana siguiente llevé a N. a casa. Yo me fui a la mía caminando. Fui feliz, es verdad, pero dentro de esa felicidad había algo que me daba miedo, como si acaso estuviera convencido de que tanta felicidad no podía ser duradera. Volví a casa y me fui a dormir. Cuando desperté era cerca de las 3 de la tarde. Salí a correr por el Olivar. Cuando llegué a casa ahí estaba N. sentada en la sala esperándome. Corrí a su lado y la quise mucho. Y ella me dio el libro de Cortázar, no el mío, sino uno nuevo, y yo supe que no sólo era un libro sino que también era una señal, una de las tantas señales que me daría N. en todo nuestro tiempo juntos…





Ahora que regreso de nuestra banca cerca de la pileta, y sin cigarrillo en la mano, puedo decir que después de 4 años sigo pensando que eres el amor de mi vida N. Y no se trata sólo de sentirlo con vehemencia. Se trata de que pienso en ti y soy feliz así te hayas casado con otro. Se trata de que cuando me dices que eres feliz con B. yo soy más feliz que tú. Se trata de que te quiero como sólo se le puede querer a una persona.

Aún sigo pensando que eres tú. Que yo no fuera para ti no me quita la linda sensación que me da el pensar en ti, en recordarte, en saber que alguna vez fuiste mía, y que siempre seré tuyo.

Te quiero Nina Allred