ESTÁBAMOS JUNTO AL MAR

1.
Estaba triste. Caminé mucho esa mañana, luego de una noche difícil. Fumé dos cigarrillos después de muchas semanas. Me fui al Olivar de nuestros recuerdos para dejar de pensar en ti. Es extraño, pasan los años y yo cambio tanto y a pesar de eso sigo siendo el mismo en tantas cosas. Creo ser una mejor persona hoy, en verdad creo serlo, mi vida ha dado un giro en donde lo que hago es lo que en realidad me gusta. No hay nada mejor en este mundo que hacer lo que uno quiere, eso lo tengo hoy más claro que nunca. Y en el Olivar pensé en eso. Claro, también pensé en ti. No pensé en nosotros sino en ti a solas. Fue extraño. Luego se acabaron los dos cigarrillos y yo tuve que volver a casa. Antes de eso estuve convencido de algo, algo que es triste pero que creo que es la verdad. Estoy casi seguro de eso:

Creo que todo sería más fácil si nunca te hubiera conocido. Es la verdad, aunque joda.







2.
Mi primer ciclo en mi segunda carrera está terminando. Soy el más viejo del salón pero eso no me hace sentirme mal, por el contrario, mis compañeros y nuevos amigos tienen hacía mí un respeto que me gusta sentir. Hay pocas cosas en el mundo que sé hacer realmente bien, eso es claro. Exponer es una de ésas. Esta semana tuve tres exposiciones y en las tres me fue muy bien. Comienzo muy nervioso y pensando que no tardaré en decir todo lo que tengo que decir. Pero cuando me pongo enfrente de todos no puedo dejar de hablar y casi siempre el profesor(a) me hace señas enseñándome su reloj. Luego vuelvo a mi lado y la gente me mira con respeto. Entonces sé lo que se siente estar haciendo lo que debí hacer hace tiempo y se siente muy bien. Entonces todo tiene sentido.







3.

Quisiera ser cartero de los tristes
para que ellos bendigan mis zapatos…

Juan Gonzalo Rose.

4.
El frío de Lima me llama a su lado y yo no puedo más que decirle “hola” y ponerme una bufanda y salir a su encuentro. Sentado en la mesa de un café viendo pasar a la gente escribo un cuento que nunca será publicado. Mientras camino con un café en la mano veo el cielo cada vez más triste, cada vez más opaco, cada vez más limeño.
Cada uno de los pasos que doy en esta Lima tienen un motivo. Salgo de las librerías con libros en las manos y un gorro en la cabeza que no me queda bien pero que enfrenta al frío. Tomo un taxi con destino a casa de S., que vive al otro lado de la ciudad, leyendo un libro y mirando como la ventana comienza a humedecerse con esta garúa que he aprendido a querer a la fuerza. Cuando bajo del taxi los ojos de S. me dicen que es posible olvidar.
Que es posible dejar de quererte, después de todo.







5.
Hace unos días soñé contigo. Habías venido a Lima sola y me habías llamado para vernos. Quedamos en un restaurante escondido. Yo llegué antes de la hora acordada pero tú ya estabas ahí. Fue raro no saber cómo saludarte, así que hice lo primero qué pensé: te abracé. Tus ojos estaban distintos, como los ojos que llevan tristeza acumulada o como los ojos que no encuentran tranquilidad. Entonces hablamos por horas aunque en realidad yo hablé casi todo el tiempo. Entonces los dos nos callamos y yo me acerqué y te besé. No recuerdo literalmente la conversación que siguió pero fue algo así como que si tu hubieras venido por mí y mientras me esperabas pensabas que no podía ser así pero cuando te besé volvías a pensar que sí. Entonces yo no supe qué decir. Y salimos de ese restaurante escondido y nos fuimos al mar, a nuestro mar. Y entonces desperté.
Ese mismo día vi tus fotos en las que estabas vestida de novia y supe que ese era el final.







6.
Tenemos invierno para rato. Y este blog también tiene para rato, con su permiso.







7.
Esta canción es para R. (no porque te la deba sino porque quiero dártela)













Cuídense niños y niñas, siempre pienso en ustedes :)