Sonó el celular y la voz de Arcana lo devolvió a la vida, ya había llegado a la cita pactada y lo estaba esperando. Dejó los libros tal y como los encontró, sin orden alguno, desparramados sobre un plástico celeste lleno de polvo. Salió y saludó al anciano sentado en la puerta que cuidaba que nadie se llevara un libro a escondidas, el anciano no le hizo el más mínimo caso.
Caminó por calles angostas sin iluminación. Comenzó a garuar y decidió subirse el cierre de la casaca y guardar sus manos en los bolsillos laterales. Tanteaba el suelo, cuidándose de no tropezar con el filo de la acera, con un muro improvisado, con una rampa para silla de ruedas. Caminaba despacio como un convicto camino a la silla eléctrica. Sintió la soledad, el frío, los ojos de Arcana, el supuesto amor. Supo que nada de eso le era suficiente para sentirse vivo, para saberse feliz. Cruzó la calle de los poetas olvidados y tuvo el presentimiento de que algo ocurriría. Los poetas formaban una ronda en torno a una fogata y rezaban algo en voz muy baja que él no pudo percibir, a un lado de la pista donde los autos tocaban sus bocinas y exigían permiso.
La garúa se convirtió en lluvia como nunca en Lima. Las calles estaban nubladas, resbaladizas, oscuras, tristes, como siempre. Las personas caminaban o muy rápido o con demasiada lentitud. Patricio cada vez caminaba más despacio para evitar resbalar y verse en el suelo una vez más, perdido y solo. Entonces sucedió: En la esquina siguiente doblaba la figura de Fátima caminando en sentido contrario a él. Dentro de diez segundos estarían cara a cara, mas no labio a labio como años antes.
Patricio tropezó torpemente pero no cayó, pensó en detenerse y dar media vuelta, o cruzar de acera sin mirar hacia el costado en el que Fátima venía presurosa, distraída, sonriente. Llevaba un bolso negro de cuero sobre el brazo, una blusa blanca pulcrísima, una falda larga y unas botas negras que Patricio reconoció enseguida como el regalo que él le dio siete años atrás.
Fátima, la de los incontables sueños, la de la Navidad improvisada, la que se fue dos veces, la del amor, la que no supo decir adiós. La misma Fátima a la que no veía desde hacía seis años estaba a pocos metros de distancia, cada vez más cercana, en cada instante algo más mínimo los separaba. Fátima, la de los ojos de mentira, la del cabello con olor a fresa, la de la luna..
Y no supo qué hacer.
¿Y si la miraba y le sonreía? No, eso sería perdonar su abandono repentino. ¿Y si no la miraba y esperaba a que ella se acercara, sorprendida, divertida, amnésica? ¿Y si cambiaba de rumbo? ¿Y si no decía nada? ¿Y si decía todo? ¿Y si, de pronto, arremetía contra ella, exigiéndole revelar ese motivo que ella nunca le dio para no volver ese mes de Abril como tenían planeado?
En todo esto pensó mientras sus ojos evitaban a los de Fátima. Se preguntaba si ella ya lo había reconocido en esos cinco pasos que ambos dieron como en un encuentro de amor. No supo responderse. Ni siquiera supo inventarse algo que necesitaba escuchar.
Fátima se había marchado una mañana sin decir adiós. A los pocos meses volvió sin decir hola y esa noche, recuerda Patricio, no tuvo el coraje para exigirle respuestas y, una vez más, sucumbió en las redes del amor. Esa noche ellos se dieron por completo hasta dos días después. Luego Fátima se volvió a marchar, pero esta vez si dijo hasta luego y prometió volver en Abril, era Enero. Nunca llamó, nunca mandó una carta, no dio señales de vida y nadie sabía de ella. La primera noche del mes de Abril Patricio se sentó a esperarla en la puerta de ese departamento que habían compartido dos días. Y así todas las noches de Abril, Mayo, Junio y Julio.
Hasta que llegó una noche en la que prefirió irse temprano a la cama y simplemente dormir.
Fátima estaba a dos pasos y Patricio se sintió ridículo al reconocerla. No era Fátima, era otra mujer sin duda muy parecida, pero no era Fátima.
Se sintió estúpido y burlado. Y supo que, después de seis años, aún no había podido olvidarla. Siempre lo presintió pero esta noche él estaba seguro: Nunca había dejado de amar a Fátima, y en cierto modo nunca había dejado de esperarla. Su espera era una espera sin ilusión, pero era una espera al fin y al cabo y algo llevaba de ensueño.
A las once de la noche volvió a su departamento después de haber dejado a Arcana en casa de su madre. Pensó en Fátima, en el color de sus ojos, en la manera que tenía de abrazarlo, como si él fuera lo más importante sobre la tierra, en la manera en que ella lo miraba y veía en sus ojos incredulidad, como si el amor no fuese tanto como lo que ella sentía. Recordó sus manos de dama, el color de su piel, la sabiduría de las pocas cosas que decía con un cigarro entre los dedos. Esa noche no se acostó temprano. Es más, esa noche no durmió pero amaneció antes que el día, viendo por la ventana de aquel departamento como la garúa no terminaba, con la ilusión de volver a verla, como si en realidad la hubiera visto el día anterior, como si la falsa Fátima hubiera venido a decirle al oído sígueme esperando...
17 comentarios:
Huy george.
me gusto mucho este post me encanto me hace acordar de todas las veces q he pasado por la misma situacion es como si el inconciente te engañara y te tendiera una trampa, sí es dificl cuandose siente burlado asi como dice la historia pero es alli cuando nos damos cuenta de lo importante q son las personas en nuestras vidas.
te quiero mucho, te envio un beso y un abrazo.
Cate.
Recién leí tu perfil, tienes que pasarme tu "La Fuga" broder.
Buena sarta de libros desordenados, el chongo es el descuido, las polillas y la maldita hunmedad.
Buen post.
Te dejo mi cariño
mar
sigueme esperando? que tal con... pero que pasa cuando no te lo dicen, pero es inevitable? aww
un super beso
en mexico, la calle donde se concentran las librerías de viejo más importantes tiene el nombre de donceles... me encanta esa palabra... donceles.
abrazo.
.
cate:
gracias por venir a este blog de rato en rato
besos
chinasky:
claro, de todas maneras
pero también compra el libro ps
:P
mar:
gracias
cariños para ti también
jen:
hay veces en las que te dicen sin decírtelo
y esa veces son más duras porque ni siquiera puedes discutirlo porque en realidad no existe el pedido
eeeeeeeeeeeeeen fin
fausto:
acá es el Jr. Amazonas, en el centro histórico, uno termina enpolvado pero feliz
:)
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Hummm..., me parece que esta historia ya la manyo...Igual, está buena y la simpleza de la foto me parece de pm.
Oe, tu libro está sano y salvo, me faltan 3 o 4 para terminarlo, pero si lo necesitas te lo juego al toque.
ni siquiera hace falta que lo diga... porque la esperará... siempre... no sólo en abril sino todos los meses... porque el amor es eso... dura para siempre... cerca o lejos... dura para siempre...
me gustooooooooooooooooo... muchoteeeeeeeeeeeee...
Amigo, coincido con Perla, esperará y esta no tendrá fin, ojalá en algún momento su espera se vea recompensada.
Besos
Ya te lo dije, el amor no se termina nunca....bien lindo te ha quedado el texto. Y las fotos: muy "ad hoc". Un beso con garúa.
Su espera era una espera sin ilusión, pero era una espera al fin y al cabo y algo llevaba de ensueño.
Esa es la frase de toda la historia, me encantó....preciosa en verdad...
.
allan:
me descubriste, esta historia estaba en mi blog anterior de cuentos (aquel blog que nadie leía, bueno tú nomás al parecer)
y no sé, se me ocurrió corregirla un poco y compartirla
saludos
perla:
como será ps?
la verdad es que yo conozco formas más suicidas del amor pero eeeeeeeeeeeeeeen fin
pasión:
ah, eso sí
uno nunca sabe, quizás en el momento menos pensado y ... ella ya estará aquí y para él no será una visión, o quizás si, una visión permanente
y real
:)
pamela:
alguien me dijo alguna vez que el amor no se termina nunca y que si entonces se termina no debió haber sido amor
yo no lo sé
a veces no es bueno hacerse tantas preguntas
octavia:
pues bienvenida
y gracias :)
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hola soy blanca de monterrey, nuevo leon
hace tiempo que veo lo que escribes...
me gusta mucho espero te encuentres muy bien
saludos
tal vez la espera es lo que le hace imposible olvidarla.
vaya forma que tienes de describir las emociones, muy buena en verdad
Adoro esa sensibilidad que tienes para escribir wauuu...ya quisisera yo. Patricio me dio penita, pobre infeliz, yo no creo que el amor por alguien pueda hacer que el amor propio se meta por debajo de la mesa tantos años... y continue a pesar de la ausencia.
Saludos
.
blanca:
pues me alegro mucho que te guste lo que se dice en este espacio
y espero que sigas viniendo por aquí
saludos desde Lima
:)
digler:
debe ser
quizás si pensara en lo que pasó como parte del pasado todo sería diferente
angélica:
es verdad
el amor propio debe primar por sobre todas las cosas
pero a veces es fácil decirlo
creo que hay que vivirlo
saludos
.
En algun momento de la vida, aunque no lo creamos, la espera tiene su recompensa!!!
:O)
mucho talento tienes amiguito, me gusta mucho la forma en la que escribes!
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