TREGUA

la página vacía

desde algún lugar llega una canción que no logro reconocer

tengo la tele encendida y la voz de Homero Simpson no deja que me concentre

a veces

quisiera quedarme completamente sordo y no escuchar mi propia voz en los sueños

aprender el lenguaje de las manos como hasta hace algún tiempo

o el de los ojos

o el del cuerpo

salir a la calle con los audífonos puestos

(totalmente innecesarios en mi sordera)

agradecer con una inclinación de cabeza como los japoneses

ignorar el ruido denso de la ciudad

no escuchar las palabras que no dices

como quien al menos tiene la ilusión del “si yo escuchara quizás ella me diría algo...”



quizás







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alguna vez quise despertarme antes de ti

pero tú ya estabas de pie

mirándome dormir

con el cabello suelto

las manos cruzadas

la sonrisa eterna de quien no puede sacarse un poco de belleza del cuerpo



entonces yo me odiaba

volvía a la cama y te decía “ven conmigo”

cerraba los ojos fingiendo dormir

acariciaba tu espalda con los soplidos que salían de mis pulmones

como quien hace algo nuevo

y te dormías

entonces yo abría los ojos y ahí estabas

tan parecida a la princesas de las lecturas de la infancia

tan distante y a la vez tan real

en silencio

tan callada

tanto que no necesitaba estar sordo

tanto que ya no me importaba levantarme primero



pero aún así

salía de la cama y me preparaba para despertarte

no sin antes mirarte por un instante

(algo así como el resto de mi vida)

y es verdad

eras tan linda

en ese entonces ya sabía que tu espalda desnuda era mi destino

pero entonces

antes de despertarte yo sentía una mano detrás de mí

y abría los ojos

eras tú

la que me despertaba

la que me decía “ya levántate dormilón”

y ya no me odiaba

porque parte de mi sueño era despertar y verte

como quien prolonga lo increíble

como quien necesita más tiempo para saber distinguir entre la realidad y el sueño

aunque eran tan

pero tan

parecidos







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si pudieras escucharme

(y quisieras escucharme)

quizás no te diría nada

(quizás ya habría aprendido el lenguaje de las manos

o el del cuerpo

quizás ya habría aprendido miles de cosas

millones

como

olvidarte

como

vivir sin ti

como

despedirme sin despedirme)



entonces ya no te diría nada

y tú sabrías que ese silencio es mucho más intenso y profundo

como las palabras que no se dicen y que el alma gemela entiende completamente

como el de las personas que no tienen nada nuevo que decir

como si todo

absolutamente todo

siguiera igual



como si aún te quisiera

como si esto de las palabras sólo sirviera para perder el tiempo



así que sólo te tomaría de la mano un segundo

y me iría

lejísimos

a un lugar que desconoces

que desconozco

y te mandaría diecisiete flores por los diecisiete días más hermosos que he vivido

aunque de eso hace ya tanto tiempo

aunque de eso ya ni el recuerdo quede

como si no hubiera existido

como si yo me lo hubiera inventado para sobrevivir

como si yo fuera parte de lo que las personas llaman “pasado”



para mí

el pasado

no eres tú

el pasado

es la intención que tuve de olvidarte sin quererlo

el pasado es pensar en ti como si fueras a venir

pero ya lo sé

no vas a venir

ni me despertarás

ni fingiré dormir a tu lado para despertarte luego

así que sólo me quedaré a tu lado aunque esté vacío

y no te esperaré

ya no estancaré mi vida como hasta ahora



saldré a la calle sin audífonos

y escucharé el ruido de la ciudad

quizás

entre tanto ruido encuentre un canto

un canto al que le pueda llamar “presente”