sábado, 10 de febrero de 2007

MITOMANÍA POSITIVA (Cap. 1)



El auto dobló en la esquina y siguió su destino, semáforos, baches, anuncios comerciales entre el cielo y la tierra, el sol que buscaba cualquier lugar por donde entrometerse

y ella. Ella que venía con la imagen del video de la canción que sonaba en la radio y que tanto recordaba haberlo visto... aunque esa canción no tenía video y era cantada en un idioma que Joaquín desconocía

y entonces la vida era como las canciones que no entendemos y que queremos escribirlas y tener su autoría e inscribirlas en Indecopi porque en realidad esa historia sí nos pertenece. Y todo esto mientras la canción termina y la hilera de autos que se quedaron atorados en el semáforo en verde por culpa de la canción... y los bocinazos, los insultos, las palabras que la ira apresa, los recuerdos, las manías...

ella

es que el amor era así, sentir insultos de todo el mundo en medio de la esquina y obstruyendo el paso de la avenida principal, mientras para que Joaquín el semáforo siempre estaba en rojo y entonces era como un motivo para detenerse a pensar, pero era demasiado tarde porque cuando lo descubría todo el semáforo hace rato ya daba permiso para seguir y lo único que pasaba ahí era que confirmaba que siempre llegaba tarde a todo

o que llegaba tarde a ninguna parte, como hoy

y además ya comenzaba a oscurecer y eso aterra a todos los que se han visto en depresión

oscurecía en la ciudad, ahora se pasaba las luces rojas cuando podía hacerlo, miraba los anuncios entre el cielo y a tierra, en los semáforos compraba todo lo que ofrecían, gaseosas, discos, libros, llaveros, chicles, caramelos... los recibía por su ventana, y las tiraba por la ventana del copiloto ausente, el ahora copiloto ausente...

además porque todo esto tenía que ver con la noche y la vida, y la depresión y la mitomanía positiva



la Mitomanía Positiva:

era un tema tan complicado pero que parecía tan fácil para el doctor Sánchez, que cada vez que Joaquín salía de su consultorio lo veía todo tan claro y además se ponía a mentir por cualquier cosa y era tan normal, tan cotidiano, que le parecía que las otras personas deberían visitar consultorios psiquiátricos a escondidas y tomar esas pastillas diminutas y blancas con la rayita al medio para partirlas en dos

y la mitomanía positiva se convertía en el mejor arma para escribir, porque él era mitómano, claro, y eso había hecho que se quede sin casi nadie en la vida, incluso sin ELLA, y eso era como para que nada sea positivo

salvo este lado de la mitomanía positiva, lo que le había dicho el doctor Sánchez por teléfono a las 3 de la madrugada de un domingo “si tienes que mentir hazlo, pero no a las personas que quieres, miente enfrente de una pantalla en blanco, miéntele al cursor, a los lectores, miénteles a las personas a las que no les importas, miéntele a los demás y no a los tuyos”

y ese día comenzó a escribir para siempre, a pesar de todo, cuando perdió a Cecilia y no tenía nada más que perder, el día que se sentó de madrugada enfrente de la página en blanco y el cursor que no dejaba de joder, ese día, el mismo día que ella se iba del país para volver casada años después, ese día quiso escribirle una carta pero sólo le salían mentiras y a ella más que a nadie quería decirle siempre la verdad, pero no podía, no podía y por eso no le escribió nada

sólo se sentó y comenzó a escribir una novela que nunca terminaría

y esa novela era como esta noche de los semáforos sin color, de los anuncios, de la ventanilla del copiloto ausente, del desamor

una historia inconclusa, una historia que se terminó y en la que nadie dijo adiós, como un pacto sin firmar, como si nunca hubiera habido tanto qué decir

y oscureció más y el llegó a casa y no cerró la ventana del copiloto ausente, como siempre, porque quizás el copiloto ausente quería venir sin avisar y podría meterse por la ventana y esperar la mañana y dar una sorpresa

pero él lo sabía, eso nunca ocurriría...


1 comentario:

Jen dijo...

interesante... pero los mitomanos peuden decir la verdad? no es que no se dan cuenta que están mitiendo...

en fin, me gustó lo del semáforo